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Mostrando entradas de marzo, 2013

Todos somos Gutiérrez

Alam Berse en una reunión de escritores, circa 1997 De otro será de oro de oso que camina por el bosque muy contento. Y titila azul, a lo lejos. Alguien canta. Será Kantor? O Whebe? No puede ser, hoy es domingo y usted ya se afeitó Claro! La espuma de afeitar (…) crea hábito. Ojalá gane una medalla con esto. Aunque deberá ser, eso sí, milagrosa.

Y por qué los espejos (por Gra)

Arturo no soportaba la idea de tener espejos en la casa. No sabía por qué ni de dónde le viene ese berretín de no ver su propia cara reflejada en ninguna parte. Desconocía el     motivo de su espanto. Sólo sentía sus facciones a través del tacto. Su vida era dificultosa. Sus manías numerosas. Cada día era un interminable laberinto de trabas y caminos sinuosos y coartados. Esa mañana despertó, pasó sus dedos entre los cabellos, dibujó las cejas con los índices,    y mordisqueó sus labios unos segundos.  Miró de reojo el reloj sobre su mesa de luz. Eran las 7 hs. y 7. Ahí quedó su mirada congelada sobre    las agujas hasta que pasó el minuto.  Saltó de la cama (sobre el lado derecho) y se afeitó mecánicamente, mientras miraba a través de la ventana    la gente de su barrio que circulaba a esas horas por las calles. Se vistió con el traje que había preparado la noche anterior perfectamente colgado en el perchero de su dormitorio: pantalón y saco gris, camisa a rayas, corba

Proyección - Ante la imagen - Inútil (por Berna)

Proyección Me golpea  la sombra del pájaro El reflejo  instantáneo lo anticipa Un impacto  sin cuerpo me atraviesa  Entonces te veo  afuera vacío Ante la imagen Una sustancia  ausente de forma es  la antesala  oscura del devenir Inútil La cascara se mella  con tu roce    Estoy ausente cuando al fin mandíbula celeste  trituras  el armazón  La sombra  escapa vuela y exhalo Berna. Jaque Mate en la apertura. Un libro (eh, dos libros...) Seguro enemigo de algo. Amigo de julano dex talk. Musico Strawisky. Edad la de cristo un año antes. Estabilidad cero. Cordura NO. Gordura menos. Siempre canto pri con dos tapas. Escritura a penas. Óptica rota. Al fin y al cabo del mate ¡ja! ¿qué?.

1 - 2 - 3 (por Cachave)

1. Así como hay una tierra del fuego, hay una tierra del agua. Bella, feroz, primordial se disfruta y se padece sin medida. Se comparte y se envidia no hay otra como ella cielo, nieve, sol, luna. Tiene tantas virtudes como defectos que nos atraen, haciéndonos olvidar de dónde venimos y hacia dónde vamos. Sólo para estar presentes donde estamos. 2. Suena la orilla la noche blanca. Sueña la orilla sus casas de sol su carga de plata. Temblor de la luna en el sueño (rumor) de agua. 3. Festón evanescente flotando a la deriva concierto cristalino verde, barro, fruto. Reverbera y cambia. Sentado a la orilla. Detrás de las nubes siempre hay otro cielo. En esta fugaz intersección de materia, hálito, deseo impulso vital locomotor de acero trans forma, muta y muere rodando, andando. Sin dejar huella. Cachave. Búfalo de agua blanco y tinto. Esta dualidad le permite asistir a copetines y

Lunes 9 – Día 14 (por Foyel Lamberse)

Ayer, fue mi primera salida, me levanté temprano, tomé el primer micro para casa y a eso de las 8 estaba desayunando con la gorda, celebrando los avances de mi recuperación, charlamos un rato de mis rutinas en la granja y le conté mi plan de ir al bar, No vayas, Tito, dijo, no tenés que probar nada, vos tenés que recuperarte y empezar de vuelta. Pero yo tenía que ir y a eso de las 11 llegué al bar, había bastante gente, faltaba un rato para que largara la primera carrera, de los muchachos que van durante la semana no había ninguno, salvo Juan Carlos, que va durante la semana y el domingo también, aunque nunca juega. El ambiente me resultó hostil, cargado de humo y de tensiones, algunas caras conocidas me saludaron, y me empezó una opresión en el pecho, un malestar. Hora de retirarme, me dije, y respiré hondo, varias veces, llenando la panza de aire como me enseñaron en la granja. Lo vi a Juan Carlos que me miraba desde una mesa contra la ventana y fui a saludarlo. Me senté y ped

Siempre me baño en el mismo lago - Juguemos en el bosque (por Ceci)

Siempre me baño en el mismo lago Podría hacer diez kilómetros de trenzas con el pelo que tuve hacer una fogata inmensa con las hojas que usé alimentar un pueblo con las comidas que hice. Todo se mueve lento y continuado, mirar el sol es sorprenderse porque ya llegó ahí ya está tan bajo casi está atardeciendo, mirar los hijos es ver todo lo nuevo que puede dar a luz un sólo   instante es sorprenderse porque ya están ahí ya están tan alto. El tiempo existe no puedo atestiguarlo paso a paso, pero existe en todas partes, todo el tiempo, menos acá en la playa al entrar a este lago. Los pies que entran al agua son los mismos que entraron hace treinta,   hace diez o cualquier año las piedras son las mismas no hace ni más ni menos frío, el aire está siempre así limpio el brillo, el clima no cambia, no se mueve, no se achica: siempre me baño en el mismo lago. Juguemos en el bosque no eramos africanos asiáticos ni

Tarde de río (por Guillermo Levy)

Rolando dejó de remar y sin darse vuelta dejó que el chinchorro se deslizara. Como una flecha lanzada hacia su blanco a una lentitud exasperante, se metió debajo del muelle. Justo antes de chocar con la nuca contra las maderas astilladas, levantó la mano y se tomó del poste, deteniéndose. Ató la soga con un haz de guía, se sacó la gorra con parsimonia de astronauta y elevó sus cansados ojos hacia la escalera. -Algo pescaste- gritó Quique sentado en el último escalón con el mojarrero ya enrollado. Apenas se veía, pero la luz de la luna menguante que el agua reflejaba, alcanzaba para sostener la escena del fin del día. A Rolando le resultó incorrecta, discordante, esa presencia indeseable. Indiferente, reaccionó arqueando las cejas, poniéndose la gorra otra vez y masajeándose la cintura. -Sí, para carnada. También saqué una tortuga... la volví a tirar al canal. Y se quedó mirando fijo debajo del muelle. Unos borbollones amarillos se sucedían como un suspiro entre los palos. L

Lapsus - Pez (por Laura)

Lapsus Había olvidado la dificultad del lenguaje. La había olvidado como si se pudiera olvidar la ola del mar que lame la arena. Había olvidado el fastidio de no saber hasta dónde decir, había olvidado el deseo. Herida en la boca me repliego, hacia atrás lamo la piel expuesta. Quedo mirando el dibujo en la arena que deja el mar. Pez Comés su elegancia al desplazarse su destreza en el salto la flexibilidad de su cuerpo. Masticás ávida deslizando la lengua entre los dientes madurando ese cuerpo en tu cuerpo apropiándote como una ladrona secreta del bienestar de ser pez. Indisoluble de sí el pez sopesa, mide, toma nota y su acuífera mirada te inunda.   Laura. Palabras, palabras, palabras en papel o a pura voz. No lo puede evitar. 1973,  bs.as ., 2500m2 de parque, caminatas, ningún deporte, muchos hermanos, árboles, 2 hijos y montaña. Ficha todo y lo olvida todo. Cuelga su cabeza con dos broches y pien

Mansedumbre (por Lucho Sol)

Todo cambió. Mucho y rápido. Estaba acostumbrada a la rutina: comer a la misma hora; beber solamente agua fresca del arroyo; el mismo paisaje, las nubes que se amasan y levan tras el cerro Machete, avanzan suavemente poniendo el gris básico del invierno;  mucha lluvia; poco sol; algo de nieve; el lago eterno enojado golpea la playa; comida segura y sabrosa, aunque algo rutinario el menú, pero yo sé que peor es no tener nada para comer. La presencia de ellos no resulta amenazante. Llegué a considerarla  una compañía inevitable, una cercanía de mutua dependencia. En los días previos  sus rutinas  incorruptibles seguían el camino diario: encender la económica, repicar leña, alimentar los animales del corral, arreglar algún cerco o tal vez, si la época es la propicia,  trabajar en la huerta. Hay una época en que salen los varones en el bote para buscar en la desembocadura del rio alguna perca. Cada uno ubicado en el rol asignado por los años de convivencia o  por el paso de las gen

Aproximaciones al Arquetipo

1. ANTONIO LAMBERSE (1922-1979). Poeta nacional uruguayo, autor de odas, églogas y triunfos. También reconocido centrojás de Peñarol. Desde su más tierna infancia se sintió inclinado por las letras. Por ello, también se lo conoció como "el itálico" . Tanto su dominio del lenguaje como del balón provocaron innumerables dolores a propios y extraños. Gracias a un documentalista alemán, de paso por Montevideo para estudiar los movimientos migratorios del tero, llegó a vislumbrarse parte de su destreza durante un partido que Peñarol disputó con Huracán Buceo, se cree que a mediados de los años treinta. Como decíamos, sólo se ve parte de su destreza, porque de acuerdo a testigos que aseguran conocer a alguien que la vio, la cinta es muy borrosa y avanza a demasiada velocidad o es muy lenta y por momentos no se puede identificar el deporte que se practica, lo cual es lógico tomando en cuenta la época en que fue tomada, en la que más bien se privilegiaba el espíritu de compet