Cadáver Exquisito 3: Pájaro Caniggia (Por Diego Reis, María Viegas, Carlos Chávez, Cecilia Fresco y Melina Pariente)
AHORA, YO ME PREGUNTO: ¿PORQUÉ
VIENE UN TIPO CUALQUIERA, lee un cuento que le gusta y se le ocurre hacer una
película? Pero no hace una película honesta, inspirada directamente en el texto
original.
No, para nada, en absoluto. El
tipo va y hace cualquier cosa, lejanamente parecida. Destruye el relato
original, literalmente, lo hace pelota. Amparado en su libertad de
interpretación (bien ganada) se ocupa puntualmente de que se vea la respectiva
referencia, por ejemplo: “Basado en la novela 'El sonido y la furia', de
William Faulkner”. Aunque en la película no haya sonido ni furia alguna.
Yo digo ¿y si los escritores se
propusieran hacer lo mismo, pero al revés? Entonces yo miro una peli que me
gusta y después escribo un cuento lejanamente parecido. Eso sí, amparado en mi
libertad de interpretación, debajo del título, hago la advertencia: “Inspirado
en la película 'Duro de matar 4.0', de Len Wiseman”. Claro que sería
inmediatamente repudiado y acosado de plagiar, de malversar, de usufructuar (con
toda razón, por supuesto).
Pero estos tipos no escriben
sus propias historias: compran y destrozan obras ajenas, delante de las narices
de todo el mundo. Y si el escritor levanta la voz, es instantáneamente tachado
de vanidoso, de orgulloso. Yo les digo: Escriban sus propias historias,
muchachos... Eso, o pongámonos a escribir las versiones literarias de “El
séptimo sello”, del “Guernica”, de la “Venus” de Milo.
Lo llamo al Loco Calesita,
enseguida, él tiene más recursos que yo.
Lo llamo al Loco Calesita,
enseguida, él tiene más recursos que yo, trabaja en una Productora de las
grandes!
Después de darle vueltas al
asunto, me mira con cara de sortija y me lanza:
-”... Y yo me pregunto, porqué
después encima, viene otro tipo cualquiera, y encima del título de la peli que
le puso el tipo cualquiera que dice que la hizo bajo la inspiración del libro
que le afanó a otro cualquiera, le pone cualquiera... Fijate...
El otro día pedí en el videoclú
una que se intitulaba “Lo Mejor de Nuestras Vidas” y cuando la pongo en la
tele, resulta que el franchute que la hizo la había bautizado:
“Fontenilsd´Orchestre” que tanto en jeringozo como en español básico significa
“Sillones de Living”. Ergo deduzco, que el traductor en cuestión, la pasó bomba
con alguna mina en algún desván y a eso se redujo toda su vida.
Otra célebre es cuando vos ves
a la actriz hecha una sopa en algún cordón londinense porque un guacho pasó a
mil y la salpicó hasta la enagua, y ella agitando su dedo lindero al anular en
alto, le manda saludos a la respectiva madre con un obvio “fakíu”, y las letras
blancas del subtítulo se mandan “con mis más respetuosos saludos...”
Lo dejé al Loco Calesita, que
no por nada le dicen así, en busca de no sé de qué; alguien que aportara algo
más a la cuestión... Y para eso, nada mejor que ir a “El Campeonato” Si no
estaba Peláez, estarían el Roke (miro la hora, no, todavía está en el laburo),
el Panza, o al menos, Caniggia.
A Caniggia hacía rato que se le
había ido el parecido (si es que alguna vez lo tuvo) con el célebre Pájaro.
Pero ahí estaba, recostado contra la pared, los brazos flacos saliéndole de la
camisa arremangada, los pelos, pocos, pero largos y desordenados, el café que
adivino frío, unas servilletas un poco arrugadas. Caniggia usa una servilleta
por vez para cada cosa. Al principio esto generaba algunos reproches de las
autoridades de “El Campeonato”, pero pasado el tiempo, (y creo que algunas
mediaciones del Loco) las cosas se tranquilizaron.
Para que no me salga con el
tema del divorcio, lo primereo antes de sentarme:
- Para mí, “Blade Runner” y
“Sueñan los androides con ovejas eléctricas?” son dos cosas distintas...
Cualquier similitud con la
realidad es pura coincidencia.
Como es evidente que en “El
Campeonato” no voy a encontrar la respuesta que buscaba y ya empieza a
oscurecer, me voy silbando bajito mientras veo como el Cani prueba con la punta
del dedo esa cosa pegajosa que tiene el Panza en la panza.
-Si es jarabe debe que ser
dulce, che. –dice riéndose y no alcanzo a decidir si la escena me da tristeza o
ternura.
Camino tres cuadras hacia el
bajo, pensando en cómo sería una versión literaria de After Hours, película de
Scorsese a la que en España proyectaron bajo el abominable título de “Jo, qué
noche” y, llegando a la avenida, veo un policía que hace señas, ni bien empiezo
a cruzar escucho que grita. Cuando ya voy por el medio de la calle siento sobre
mi hombro una mano pesadísima.
-¡Quieto ahí! ¿Me puede
explicar de dónde viene esa sangre? ¿Se siente bien?- Enseguida miro mi brazo
derecho, lo tengo todo rojo y la pierna también, me debo haber manchado al
salir con la bolsa de mierda esa que andaba trayendo el Roke. No sé por qué lo
primero que se me ocurre es salir corriendo. Corro como loco mientras el cana
me grita “Alto ahí, alto ahí” y me apunta agarrando la pistola con las dos
manos mientras flexiona las rodillas, algo así, muy de serie de los ochenta.
Voy tan rápido que lo pierdo de vista, estoy casi en el río, capaz el tipo
quería ayudarme porque pensó que estaba herido pero me asustó. Me veo la pierna
toda roja y me empiezo a sentir mal, me duele. Empiezo a correr rengueando no
sé si porque me lastimé de verdad o porque soy hipocondríaco. Ya estoy en el
río, hay olor a podrido, ¿no será peligroso andar por acá a esta hora?
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