Ir al contenido principal

Manifiesto

Durante las agotadoras sesiones para encontrar un nombre que individualice al colectivo que representaría al ilustre Alan Verse se sucedieron variados cambios de humor y de estrategias. Cada uno aportó muchos nombres, ideas o frases que bien pudieron haber designado al reciente grupo. Pero no pudo ser. Finalmente fue Alamberse, nomás. No obstante, dada la calidad de las ponencias, hemos decidido que tanto delirio textual no se pierda. Así que encajonamos todos (o casi todos, mejor dicho) esos apelativos en una breve exposición poética, como no podía ser de otra manera. Es la que hoy compone el siguiente Manifiesto.
Enjoy!


En este hermoso lugar, hay un grupo de tareas
que busca asociarse, aunque sea de palabra,
pero con imaginación. Asiste, buscando consentidos
a las posibles -e imposibles-  relaciones textuales
que den lugar a las PalaBrotas.
Un e-chizo, aunque sea purogrupo
sin documentos, sin filtro, sinrumbo ni rumba
es decir, mareados, como gatos locos,
que Dios los cría y se los lleva el viento.
Literalmente cordillerano.
Porque, ilusos, creen que sonar no cuesta nada
piden la palabra empezando por la Angostura cósmica del sur.
Por eso, todos ponen su
literal mambo, porque adentro también llovía,
como una precipitación adrede, sin chapa abajo.
Lengua aparte, todo abren su canal explícito,
para que, amalgama de egos mediante,
aparezca un aluvión cualitativo
relatado, narrado, escrito de oído.
Sin embargo, Hoy Estamos. Simples, Nobles y Puros
como trapo al sol, como raviol de seso.
Hoy se fía, haciendo de tripa corazón,
preparados para la mixtura textual
de piedra, papel y palabra. Un Colectivo Chamuyo,
una palabra andina. MalVersados, agregando leña al fuego
hablando, fugazmente, sin-taxis. Sin-tacto,
como una pandilla de chamuyos verbosos,
cuestarriba, de bueyes perdidos.
Dando a conocer sus escritos crónicos, su vicio textual
su literal vicio, su literal caos.
Sin pretextos, como ex-críticos, alzan su alianza textual
como una fábrica textil, como un octeto sintáctico.
Somos homo scritus (se te ve un huevun), juntacadáveres,
un montón de textosterona.
Pero también hay palabra sana, en blanco.
Como las fieras, como los pulpos, y aunque
Mivi Rome Yano Anda, siempre habrá una salida:
El recurso, la organización, el puro grupo.
Siempre labrapalabras.
Escuchá nuestro VLA VLA VLA (antes de que calle para siempre), y después
Andá a contarle a Osvaldito (je)


Grupo Puyehue Mancha Papele
(Un producto Alamberse)

Comentarios

Entradas populares de este blog

EL CADÁVER EXQUISITO DE ALLAN VERSE – IN MEMORIAN / Por Vivi Núñez

  Advertencia: todo lo abajo escrito es la verdad, parece... *** Así como hay quienes gustan de embarrarse, putearse, lesionarse corriendo tras una pelota, quienes atraviesan arroyos helados, sotobosque, cumbres, exponiéndose a fracturas, calambres y deshidratación para llegar a una meta, o quienes se sientan durante horas esperando que su oponente haga un movimiento, también existe por el amor al lápiz deslizándose sobre la hoja o el teclado marcándola, creando historias, contando, diciendo, un grupo literario en Villa La Angostura. Definir a Allan Verse es tan improbable como inútil. No puede decirse por ejemplo que se trata de un conjunto estable de participantes. Desde su origen incierto, por cierto, no ha sido otra cosa que un receptáculo de des-miembros aleatorios, ambulantes, inestables. Un cuerpo desmembrado. Ovillos de tendones, arterias, nervios. Se ha dicho ya que su nombre goza de ninguna inscripción en actas bautismales. Lo que deja su identidad gráfica a merced de c

El Día que Allan Verse se Subió a un Caballo (Escena 6)

Para cuando las ratas subieron al bote, el joven Allan estaba inconciente con media cara hundida en el agua arcillosa que juntaba el interior, eran tres los roedores, uno encaró la oreja izquierda del joven talento, por donde supieron entrar las mas complejas sinfonías de la época, que muy hábil supo descomponer en composiciones propias y las adulaciones más salvajes de inalcanzables doncellas, otra le hociqueó la cara y mordisqueó un pedazo de carne de un pómulo (se dice roer en verdad por eso son roedores), la tercera rata era la más curiosa, lo primero que hizo fue refregar el hocico bigotudo contra el miembro viril sobre la tela fina del traje que aun conservaba, porque esa noche Allan tuvo concierto, después de un movimiento fugaz se acercó a la boca y le mordió el labio, y la sangre que brotó pareció espantarla, una de las manos del joven escritor y compositor fue el destino final de la rata, quién diría que el triste deceso de su historia fuera ignorado por esa mano que dio vid

El Día que Allan Verse se Subió a un Caballo (Escena 11)

Era un fatigado día de otoño, — ¡dije “otoño” y no están llorando! de esos en que el viento corre sin pausa y se lleva las palabras al galope. Imágenes, protuberancias del lenguaje para anticipar      paisaje                                                                                                 y clima inciertos.   Desde tempranito la multitud aclamaba el nombre de Allan, casi poeta (y casi todo) que había logrado conmover a las multitudes soltando sus textos en los bancos de esa misma plaza, en la que ahora era llevado a morir. “Si vivir es parpadear entre abismos, como creo, entonces mi condena hoy puede ser mi gloria cuando me duerma” y “cómo pesan las penas”, pensaba Allan, con la bola de acero en las manos y un aire más bien tristón.   En el centro de la escena estaba sin embargo el prócer, esculpido, montado a su corcel. "Estaba" -digo- porque, como a Allan, ya le quedaba poco. De pronto se oyeron c