Ahora
vendrán las palabras a despertarme, a despabilarme el sentido, a decirme: levantate, andá, comé, dormí, soñá.
Vendrán
las imágenes, cotidianas, prosaicas: el patio rectangular, la calle de tierra,
el baldío de la manzana de enfrente, el sol polvoriento, los días.
Enseguida
nomás vendrá la vida a consolarme, a convencerme, a repetirme que tranquilo,
que la realidad es tanto o más terrible que el infierno ese del que acabo de
salir.
D.R.Reis, Alamberse Institute
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