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El Día que Allan Verse se Subió a un Caballo (Escena 9)


No recuerdo con exactitud la vez que Alan Verse se aposentó en un caballo, pero me remonta a haberlo conocido en la cancha como "el equino Verse", apodo que se dice que él mismo se puso para evitar que lo llamen burro o cualquier otra injuria que manchase su nombre.

A pesar de tener una patada fuerte su paso por el Deportivo Jacobacci fue breve, se encontró cara a cara con el hijo del comisario, joven promesa del deportivo, que se divertía gambeteando defensores hasta que "el equino" lo ajustició quebrando tibia y peroné. Haberle entrado así en un entrenamiento le fue imperdonable, sobre todo para el comisario que lo andaba buscando con no muy buenas intenciones y así fue como el joven Alan emprendió su exilio para empezar una nueva vida.

El hambre y las pocas ganas de esquilar ovejas lo llevaron a Andacollo, lugar donde conoció al artista plástico Charles Ruprest, famoso por esculpir todo tipo de jabones.

Así fue como Alan comenzó su carrera como modelo de esculturas.
Cuenta la historia que una vez mateando en el centro cívico de Bariloche él mismo se reconoció en la postura que Julio Argentino Roca adopta sobre un caballo en el centro de la plaza.

Las cosas que uno hace por hambre dijo, mientras tironeaba una tortafrita.

Ahora, subirse lo que se dice subirse...

Texto: Mariano Rottini

Ilustración: Pintura rupestre prehistórica (Cuevas de Lascaux)

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